lunes, 9 de marzo de 2009

ROBERTO JUARROZ

El viernes pasado descubrí a otro gran poeta: Roberto Juarroz.
Verdaderamente ha trastocado mis neuronas.
Adjunto dos joyas de su "Poesía Vertical":

No hay tiempo.
Ya no hay tiempo.
Pero, ¿alguna vez hubo tiempo?
La ilusión de la vida por delante,
se conjuga con el verbo de la vida por detrás.
Y todo transcurrir no es más que un punto,
quizá un punto extensible o el revés de ese punto,
porque el tiempo es puntual.
Un punto que a veces se desliza levemente,
como una gota de asombro de la luz
o un inesperado corpúsculo de sombra,
tan sólo para justificar algo parecido a un nivel
en el barómetro casi fijo
que mide la presión imposible de la vida.
O tal vez simplementela presión diagonal de lo imposible.


Hay que caer y no se puede elegir dónde.
Pero hay cierta forma del viento en los cabellos,
cierta pausa del golpe,
cierta esquina del brazo
que podemos torcer mientras caemos.
Es tan sólo el extremo de un signo,
la punta sin pensar de un pensamiento.
Pero basta para evitar el fondo avaro de unas manos
y la miseria azul de un Dios desierto.
Se trata de doblar algo más que una coma
en un texto que no podemos corregir.

"Poesía de una abrasada transparencia" —en palabras de Vicente Aleixandre—, la obra de Roberto Juarroz ha sido así descrita por Octavio Paz: "Cada poema de Roberto Juarroz es una sorprendente cristalización verbal: el lenguaje reducido a una gota de luz. Un gran poeta de instantes absolutos". Más tarde, al conocer el primer volumen de la Poesía vertical 1958-1982 (Emecé, Buenos Aires, 1993), Paz añadió: "Sorpresa y confirmación: no, no me equivoqué, no nos equivocamos los pocos que, en esos años, nos dimos cuenta de que oíamos una voz única en la poesía del siglo XX. Más que oír la voz, la vimos. Y vimos una claridad".

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