jueves, 9 de diciembre de 2010

EJERCICIO I: DOLOR

Uno no se da cuenta de que existe hasta que no percibe su poder muy directamente. Es un elemento latente en nuestra existencia, que agarrota nuestras intenciones y nos demuestra lo débiles que somos.
Nos hace redescubrir la muerte y nos ataca, nos puede llegar a incapacitar de tal manera que el paso lento de las horas se puede convertir en el mayor de los calvarios a los que es sometido el hombre.
Se tendría que distinguir entre el dolor físico y el dolor intangible.
El dolor físico que sufre nuestro organismo en determinadas situaciones: envejecimiento, trastornos orgánicos, caídas, operaciones… y al que el hombre se enfrenta desde diferentes opciones de actuación: sometimiento, rebeldía, superación, conformismo y que rompe todos los esquemas prefabricados. Limita nuestros pasos y en algunos casos es una fuerza tal, contra la que no podemos luchar que nos obliga a modificar nuestra conducta. El dolor puede llegar a enfrentarnos contra nosotros mismos, a producir ese miedo a la no recuperación del estado primario en que aparentemente se encontraba antes aquella persona.
Por eso tenemos miedo de su presencia, nos incomoda pensar que se ha despertado para no abandonarnos nunca y que cada vez que aparezca nos produzca una tortura, una lucha contra algo que no podemos doblegar, contra un monstruo que nos consume.
Por otro lado nos encontramos con el dolor intangible, ese dolor conceptual sin dimensión física que acompaña la vida de las personas, que va estrangulando poco a poco los sentidos y hace fracasar cualquier cambio de rumbo, cualquier opción diferente de la que se encuentre pactada con ese dolor. Un dolor limitante, asfixiante, que se adueña poco a poco del organismo hasta reducirlo a una mínima expresión. Ese dolor que acompaña toda la vida y que no sabemos definir, que te insensibiliza enfrente de otras opciones y hace del que lo padece una caricatura.
Aquellos que no lo sienten nunca podrán entender su dominación, como destruye cualquier posibilidad de ser uno mismo y se va comiendo poco a poco a ese ser. El dolor nos grita y nos hace callar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario