lunes, 2 de febrero de 2009

RELATOS POR ENTREGAS: CIENTO DOCE DÍAS (III)

Primero de todo le pregunté a la enfermera si podía hacer unas llamadas y le pedí si me podía conseguir el número del Consulado de Uruguay en Barcelona.
Tenía que hablar con el personal del consulado y explicarles la situación; el consulado es el primer punto de referencia para mi, es el punto de contacto con mi país. Les informé que tenia un seguro de salud que me podía ayudar a pagar los gastos del hospital y ellos me asesoraron sobre las opciones que tenia y mis derechos.
Después hablé con los del seguro y decidieron que pondrían una persona en contacto con el hospital para hacer los trámites que fueran necesarios. Por este lado estaba totalmente cubierta.
Tenia que llamar también al trabajo y hablar con Enrique y por último necesitaba hablar con mi ex-marido, con Roberto: explicarle lo que pasaba, necesitaba apoyarme en alguien cercano, necesitaba alguien que me ayudará a aclarar las ideas, a ver las cosas más claras.
Cuando llamé a Roberto la conversación fue mucho más tranquilizadora de lo que pensaba:
- Hola Roberto, ¿cómo estás?
- Hola Alexandra, ¿cómo estás?, pensaba que estabas en Barcelona estos días.
- Sí, estoy en Barcelona. Te tengo que decir algo. Estoy en el hospital. Ayer nada más aterrizar, fui al hospital y me ingresaron. No sabia a quien más llamar, estoy en una situación crítica. Tengo un cáncer.
- Alexandra, ¿pero que dices que tienes?, ¿qué tienes un cáncer?. Alexandra, esto es muy serio, pero muy serio, ¿no habías tenido ningún síntoma, ninguna molestia, ningún contratiempo físico?
- No, estaba bastante bien, un poco cansada por el viaje. Parece que me han detectado un módulo en un pecho, todavía me lo tienen que confirmar al cien por cien pero puede que me tenga que operar aquí en Barcelona.
- Alexandra, pero que estás diciendo, tienes que volver lo antes posible.
- También me han dicho que no estoy en buenas condiciones para viajar ahora y que me lo piense.
- ¿Qué harás en Barcelona sola? ¿Tienes que pensar en la recuperación, si verdaderamente te operan?. Tienes que pensar que quizás tendrás que quedarte allí unos cuantos días, quizás un mes, quizás meses. Alexandra no sé que decirte.
- Piensas que para mí es fácil decidir, si se tratara de un problema pequeño. Si no estuviera tan lejos de Montevideo, tengo miedo que alguna cosa falle y no vuelva, que sea peor que lo que esperan. No tengo a nadie aquí, sólo llevo unas horas en esta ciudad. ¿Quién se hará cargo de mí?
- Tendría que venir hacía aquí, mañana cojo un vuelo.
- No, no te precipites, espera a ver como evoluciona la situación, te mantendré informado.
- Mira, ahora que lo pienso, mi amiga, la Nora, está viviendo ahora en Barcelona. La llamaré esta noche y le comentaré lo que te pasa. Te digo algo. Cuidate mucho.
- Estoy muy asustada, gracias Roberto. Espero tus noticias. Gracias otra vez. Cuidate tu también- este nombre: Nora volvía a mi vida pocas horas después, pero esta vez mucho más cercano.
Verdaderamente no podía dirigirme a nadie y esa angustia de la incertidumbre comenzaba a rebajarme la moral, empezaba a sufrir por este diagnóstico que tardaba en llegar, por este diagnóstico real, de verdad.
Yo sólo podía estar en esa cama, estirada intentando entenderlo. Memorizando las palabras del medico. No pensando en que una enfermedad me estaba intentando robar la vida, me estaba golpeando en este momento.

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