martes, 29 de julio de 2008

EXPOZARAGOZA 2008


19-20 JULIO 2008

Con Zaragoza tengo una relación muy estrecha, ha sido durante muchos años, un punto medio de paso en mi camino, equidistante entre dos vidas.
Que mejor pretexto me has dado Zaragoza para volver a reencontrarte, para verte después de tantos años.
Y sí, aquí me tienes, otra vez en la autopista, ya divisando Los Monegros, el primer toro de Osborne a mi izquierda, un autobús AGREDA circulando en sentido contrario y esa sensación de esta tierra tan conocida íntimamente (cuando conseguí el carnet de conducir, le enganché la L al coche y La Pilarica fue mi primer punto de visita). Aragón con esos colores que te hacen tan diferente.
Han pasado unos años y me sorprendes con cambios, continúas siendo una ciudad de mucho carácter pero a ti también han llegado las revoluciones urbanísticas y quizás es ahora el momento de demostrar tu valía, de demostrar que tus orgullosos seiscientos mil habitantes están contigo.
Ha sido una visita corta, prometo volver, dejé temas pendientes como siempre.
El motivo esta vez ha sido la Expo Zaragoza 2008.

Amanecimos en la carretera y a las ocho y media del sábado ya estábamos situados en la puerta del aparcamiento Norte. Cabe destacar que la organización, las lanzaderas, los horarios y las instalaciones me han sorprendido gratamente, hacía tiempo que no me encontraba con tanta eficiencia y esto ya daba unos cuántos puntos positivos a este evento. Junto al voluntariado, increíble por su educación, voluntad y dedicación.
Perdonen pero me ha recordado mucho al Forum de Barcelona.

La cola para entrar se hizo larguísima en veinte minutos pero tampoco supuso problema alguno. Casi todo el mundo ya llevaba entrada o pase de temporada y agilizaba el trámite aunque las medidas de seguridad al revisar las mochilas no eran muy rigurosas verdaderamente.
Otro tema han sido las corridas que se ha dado la gente para coger tiquet para los pabellones más emblemáticos (Pabellón de España que me quedé sin ver). Se organizaban unas carreras dignas de mención y hacía complicado encontrar entradas.
O bien alguna que otra hora o más de cola para entrar en algún pabellón: Alemania o Japón, los más solicitados.
El sistema del fast-pass para dar hora de visita a algunos pabellones, estaba montado muy tímidamente y creo que se podría mejorar, poniendo más máquinas expendedoras de tiquets y más oferta.

No nos vamos a engañar pero el cometido de esta Expo que ya nos brinda su lema es: Agua y desarrollo sostenible, aunque en algunos de los pabellones el marcado carácter comercial y turístico pase a segundo plano este objetivo y sólo nos encontremos con la cara más festiva y maquillada de algunos países.

Con respecto a los pabellones autonómicos tampoco es que se haya hecho un trabajo de investigación o de recopilación de los proyectos que se están llevando a cabo o están programados: la cultura del agua continúa estando muy lejos de la meta que deberíamos marcarnos.
Y con esto también quiero remarcar mi desconocimiento de muchos pabellones, esto es una idea bastante general de mi impresión, desconozco la totalidad de todos los pabellones (imposibles de recorrer en dos días)
También recomendable el acuario de agua dulce más grande de Europa, pero la falta de carteles en las peceras ponen de manifiesto su precipitación para inaugurarlo.
Entre los espectáculos, me gusto mucho la Cabalgata de la Compañía Cirque du Soleil que pone un toque de imaginación y buenas actuaciones en su recorrido.
El espectáculo ICEBERG muy en la línea de espectáculos modernos e interesante.

No quiero dar con mi punto de vista, una visión derrotista y decepcionante de lo allí visto o acontecido pero hay que tomárselo como lo que es: una visita lúdica de unas instalaciones modernas muy bien parecidas y pensar en su uso posterior para la ciudad.

Anécdotas: haber estado a dos metros del próximo Emperador de Japón, Narohito, disfrutar de una remojada fresca y revitalizadora tipo 3 D en el pabellón Agua Extrema o encontrar comida mexicana entre los menús del restaurante.
Por lo que hace al alojamiento, no pudimos tener mayor suerte que cruzarnos con el Hostal-Hotel Chané en la Puebla de Alfindén, uno sitio con unas instalaciones y un personal fuera de lo común.

Y el domingo después de un montón de pabellones visitados, actuaciones de los amigos de Tarazona, videos vistos, informaciones consultadas, comprobado que el Cierzo también se pasa por la Expo, tirado unas fotos a Fluvi (la mascota) para la posteridad, haber recuperado un snack que se llama TRISKIS (unos aros parecidos a corteza, los aros de mis tardes de pueblo) volvemos para Barcelona con más de mil cosas que explicar.

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