POST AJUSTES IRREVERSIBLES...

Quizás  muchas tardes habríamos podido encontrar a Margarita Ríos sentada en el mismo banco frente al Molino que ahora ocupa Celia.
Mientras ve pasar a los transeúntes, a la gente del barrio que carga con sus culpas y sus bolsas de supervivencia, a los niños que disfrutan del barrio en fiestas, subiendo una y otra vez a las atracciones para llegar hasta un cielo infantil inundado de risas.
Habría escuchado disimuladamente las conversaciones de las mesas cercanas de la terraza de la calle Vila i Vilà e imaginado situaciones diarias como ahora trata Celia de imaginar la vida de Margarita Ríos con la cámara entre las manos como una turista en su ciudad.
No puede dejar de pensar donde andará esta mujer solitaria y de mirada traviesa, como ha podido desaparecer, marcharse...