Once horas y veinticinco minutos.
El tiempo que he tardado en cruzar el mundo para regresar a casa, para sentarme otra vez en el porche con una taza de café y observar jugar a mis gatos.
Dos mil ochocientas ochenta horas en regresar a este blog, a este otro mundo, al mundo de homeless y quedarme por aquí una temporadita más.
Una temporadita para reconstruir puentes, poner la ropa a secar al sol, suprimir silencios programados.
Tiempo de no intentar ser lo que uno no es y de olvidar lo que no pudo o no podra ser. De reencontrarme con mis textos pendientes, publicar todo aquello que quedó en el tintero y retomar el camino.
De positivizar todo lo que traiga este nuevo tiempo que estreno.
Nos vemos.
hola, hola, hola, hola, que gran alegría estar frente al ordenador y que salte tu entrada. No sé si lo sabes, pero no nos vamos a ver los jueves por ahora, te echare a faltar, pero espero no perder el contacto. No sé quien lo dijo, pero como dijo este: volveré. Saludos
ResponderEliminarPD: estaré pendiente de Homeless in Orsay
Así me gusta, homeless. Una gran alegría leerte de nuevo. Y seguir leyéndote a partir de ahora.
ResponderEliminarPD para Manolo López: lo dijo el general McArthur.
Welcome back!
ResponderEliminarComo dicen en Palermo:
ResponderEliminar"Cui nesci,
arrinesci"
(quien sale de casa, triunfa).
EN-HORA-BUENA
POR ESE LARGO VIAJE,HOMELESS!!!
BIENVENIDA DE NUEVO
A ORSAY....
tienes que explicarnos
muchas-muchas cosas... o no