Primera incursión americana, más objetivamente centroamericana, con sobresalto incorporado en el aterrizaje, tras dos caídas libres de unos cuantos cientos de metros que nos dejaron un sabor de boca agridulce, pero que poco a poco fuimos olvidando al descubrir lo que nos deparaba este viaje.
Costa Rica, poco más de 4 millones de habitantes. La gran mayoría en la capital: San José, con alguna reminiscencia de la época colonial, caldo en ebullición a partir de las 6 de la mañana que se moviliza por sus calles y que se apaga sobre las 9 de la noche dejando dormida a la ciudad. Otra fabrica de sueños de la modernidad que respira contaminación como premio.
La otra parte repartidos por una geografía abrupta, explosiva, cruzada por placas tectónicas, volcánica, dominada por la naturaleza, por esa naturaleza viva y dominadora que no alcanzamos a entender pero que aquí se manifiesta con toda su fuerza.
Por eso a Costa Rica, se le puede calificar o llamar Paraíso, Jardín del Edén, uno de los últimos reductos naturales que nos quedan, pulmón de esta vieja Europa. Y ellos lo saben y lo cuidan, han hecho de la sostenibilidad, su ley de vida una conciencia que desmorona y una convivencia que enaltece a sus habitantes.
Más de 100 localizaciones protegidas entre parques naturales y reservas biológicas y la mano de EEUU detrás de muchos proyectos de investigación más o menos alternativos pero buscando el por qué y el hacía dónde vamos.
Sorprendida, sí, gratamente sorprendida y con gusto(como dicen los ticos) de haber compartido estos días con cinco compañeras de viaje (desconocidas pero ahora ya amigas) de excepción. En ciertos momentos una gran clase magistral de vida misma y una inyección de ilusión en vena que te recuerdo el más que sabido mensaje: “si quieres, puedes”.
Una experiencia que demuestra que algunas veces merece la pena arriesgar ante lo desconocido y ser uno mismo.
Momentos inolvidables: gracias chicas.
También nuevos amigos con los que compartimos nuevas experiencias y tardes de cine: Adela y Pablo, buenos cántabros y mejores compañeros.
En nuestro periplo por esas tierras tres zonas que caben destacar por si algún explorador quiere descubrir que le deparará en ese país: Tortuguero, Arenal y Monteverde. Quedaron sin visitar las playas y un furtivo paseo visual por el Pacífico en colectivo nos han dejado con ganas de regresar quizás algún día para saborear el resto.
Qué decir de esos impresionantes sitios:
- Tortuguero: manglares, animales y amaneceres llenos de una musicalidad que te hace redescubrir lo que te rodea. Tortugas de 100 kg recorriendo las arenas de las playas del Caribe para llevar a cabo el acto más crucial para su supervivencia. La fauna te recuerdo que su mundo son los árboles que poco a poco hemos ido deshabitando, desalojando de nuestras vidas.
- Arenal, el volcán que nunca duerme.
- Monteverde, el bosque nuboso, muy lluvioso, que nos ofrece una gran variedad de plantas, medio selva, medio bosque casi, casi como los de por aquí pero cargado de toda la historia de la evolución animal, cargado de un misticismo que me rompe. Puentes colgantes que nos acercan a sus habitantes salvajes.
Hay tantas cosas que recordar, que revivir, hay tanta Pura Vida en mi sangre que sólo me falto ayer una nueva sesión de fantásticas fotos del país con otro gran viajero leonés, para ofreceros un pequeño recorrido, una pequeñísima muestra de lo que ver en un país que merece todo nuestro respeto.
COSTA RICA PURA VIDA.
ResponderEliminarVIDA RICA PURA COSTA
RICA COSTA VIDA PURA
PURA COSTA RICA VIDA
envidia, envidia, de la mala,….jajaj
Enhorabona per aquest superviatge!
ResponderEliminarArtane