domingo, 23 de febrero de 2014

BATERIAS Y CAFÉS

Este mundo continua siendo de locos. En el 75 % de los casos vivimos absolutamente pendientes de encontrar un enchufe, nuestras vidas dependen actualmente de una clavija, de un pequeño elemento que resucita a todos esos aparatos casi humanos que nos acompañan en nuestro día a día y que el no hallar les puede llegar a causar verdaderos traumas en algunos momentos (procesos de ansiedad, nerviosismo, depresión, estrés, angustia, una situación equivalente a un mono no terapéutico y que hace que más de uno pueda llegar a valorar su vida como de total infelicidad.
De vez en cuando explico historietas personales para resarcirme de mi carácter cerrado y más bien triste. Y es que lo ocurrido hace unas semanas tiene todos los puntos para ser considerado como tragicomedia visual.
Iba circulando en coche, por una ciudad, Sabadell, por una Gran Vía y me paro en un semáforo más de la ruta, cuando de pronto el coche decide que no quiere tirar más. La batería me juega una mala pasada y allí me quedé atascada en mitad de la calle, en mitad de la nada porque nadie es capaz de echarte una mano que en estos tiempos la desconfianza es la moneda de cambio por excelencia.
Por suerte llevaba el seguro al día y me cogieron el teléfono enseguida. Me dicen que tardará a venir la grúa más o menos una hora y me comunica la telefonista que me encuentro llamando a Argentina, que le diga exactamente mi ubicación.
Cuando parece que en una hora solucionaré el problema y la cosa parece ir bien, me doy cuenta que me estoy quedando sin batería en el móvil y que no podré ser localizada por la grúa.
Ni corta ni perezosa salgo del coche, lo cierro y me dispongo a entrar en el Hospital Taulí a dos minutos de donde estaba parada.
Al lado de la recepción una máquina vending de café, un teléfono de pared y un enchufe, mi salvación.
Todo arreglado me quedaré aquí cargando hasta que llamé el operario de la grúa. Pero a veces te encuentras con situaciones tan irreales que son difícil de creer y en las que te gustaría gritar "tragame tierra".
Me pasé tres cuarto de hora informando a la gente que pasaba por allí, de cómo funcionaba la máquina de café. Todo aquel que se acercaba, me miraba extrañado al verme y me preguntaba. Me hice una experta en tipos de cafés, cambios, niveles de azúcar y en descifrar los mecanismos de las otra máquinas de al lado.
Fue una situación ridícula y sobrenatural pero hasta aquí me han llevado los caminos de la tecnología.

1 comentario:

  1. A veces decimos: "Estoy low battery..." para expresar cansancio mental, falta de energía o abatimiento físico; pero este relato personal pone de relieve el alto voltaje intelectual, creativo y emocional que tienes, Homeless, aunque a veces se te descarguen -como a todos- las distintas baterias que nos acompañan de continuo (la del coche, del portátil, del móvil, de la cámara, del reloj...).

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