20.30 h
Ayer fue uno de esos días en que la literatura llega a su punto culminante, en que uno siente que no puede vivir sin las palabras, sin las historias que se adhieren a la piel y embrujan el alma.
Sin apropiarse de los sentimientos que desprenden los protagonistas o las situaciones que se presentan, que te hacen participe de esos mundos que sólo conocen y habitan los buenos escritores.
Una emoción que desborda mi capacidad de entendimiento, que me transporta y me atolondra con su intensidad.
Ayer Edson Lechuga (con su voz dramatizada, nadie mejor para presentar su obra que el propio autor y más con una interpretación tan particular) lo volvió a conseguir, su extraordinario relato Gotas de Mercurio nos demostró que la literatura está ahí, viva y que es capaz de manifestarse un jueves, un jueves lluvioso en Barcelona.
Sin apropiarse de los sentimientos que desprenden los protagonistas o las situaciones que se presentan, que te hacen participe de esos mundos que sólo conocen y habitan los buenos escritores.
Una emoción que desborda mi capacidad de entendimiento, que me transporta y me atolondra con su intensidad.
Ayer Edson Lechuga (con su voz dramatizada, nadie mejor para presentar su obra que el propio autor y más con una interpretación tan particular) lo volvió a conseguir, su extraordinario relato Gotas de Mercurio nos demostró que la literatura está ahí, viva y que es capaz de manifestarse un jueves, un jueves lluvioso en Barcelona.
chido por usted, chambe, chido por usted. becho.
ResponderEliminarGran velada, sí señor. Que no sea la última.
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