martes, 23 de julio de 2013

CHEMA MADOZ O LA POESIA VISUAL DEL INSTANTE




La Pedrera: Sala d'exposicions
Fins al 28 de juliol
De dilluns a diumenge de 10 a 20 h

Mediodía de oleada turística por la ciudad de Barcelona, miles de objetivos apuntando a todas partes y un oasis congelado en La Pedrera (atención al aire acondicionado que puede hacernos la visita  incomoda).
Hoy, fotos con fundamento, fotos con historia incluida  a las que puedes casi, casi inventar o dar un final.
Un lujo de exposición desde el punto de vista de cada observador que se tome una pausa ante el espectáculo.
Impactantes y hasta en algunos casos cargadas de un onírico tras fondo, que te hace de alguna manera emocionar, revivir.
Otro creador-artista desconocido para mí, siento decirlo, como siempre continuo investigando, continuo buscando, empapándome de nuevos conocimientos, en el intento de moverme por espacios que me pongan delante de lo que trato de hallar con mis pasos.
La verdad, la exposición vale la pena ya desde la primera foto. Esa nube enjaulada que nos habla desde su cielo enclaustrado. Esa delicada manera de montar, de jugar con los objetos cotidianos que nos rodean, de crear nuevos, esa obsesiva necesidad de creación que no le abandona, de hacer de los más simple un paisaje fotográfico que te acerca al artista, que te devuelve y te adentra en una forma de pensar, te entrega a una situación inesperada y que te plantea también una cierta mirada irónica a la actualidad.
El documental que acompaña la exposición  muestra el carácter sencillo de este buscador de historias, de su manera de trabajar, de sus inicios, de sus inquietudes y de su búsqueda personal, quizás empezar el recorrido por aquí, predispone a otra manera de ver su trabajo. 
El comentario más escuchado: “¿cómo ha producido este efecto…? y  te preguntas sobre los recursos que ha empleado, formas, sombras, luz... y el estudio que realiza de cada fotografía (dibujos preparatorios que también se pueden ver aunque están un poco escondidos detrás de un panel).
Cada uno hará una reflexión particular y escogerá las fotos que más le lleguen, yo me quedo además de la nube, la mujer del cigarrillo y el camino, el reloj de sol, la llama de la cerilla, el vaso derramado, las gotas atrapadas por una aguja y el pantalón en claro oscuro…
Para completar, unos ejemplos del poemario visual que realizó con Joan Brossa y un homenaje al año Espriu con unos kaikus acompañados de sus fotos.

Casi casi en fuera de tiempo,  pero aún quizás regrese para volver a sentir lo que me explican estas fotografías desde el silencio.





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