― Buenas noches
― Buenas noches, en que puedo ayudarla. Se encuentra hablando con el servicio de autoayuda del Departamento de Sanidad.
― Mire, querría hacerle una consulta. Ya sé que las tres de la mañana no es buena hora para llamar.
― No se preocupe nuestro servicio está abierto las veinticuatro horas del día, para responder a cualquier duda o bien reconfortar a la persona que nos llame.
― Pero no sé si me dirijo al departamento adecuado. Me desperté con una sensación de angustia, de falta de aire y fue el primer teléfono de autoayuda que hallé en el listín.
― Expónganos su pregunta y buscaremos la mejor solución para su caso.
― Mire estoy buscando a una persona. Una persona con la que compartí tres meses de mi vida.
― Es una cuestión difícil, usted piense que aquí tratamos casos personales pero de otra índole.
― Pero quizás usted me podría dar alguna pista o alguna idea sobre dónde tengo que llamar o desplazarme.
― Bueno… podría buscarle el teléfono del departamento de desaparecidos ¿Ha llamado a la policía o a los hospitales para confirmar que no esté allí?
― No, no, no creo que eso fuera a solucionarme el problema. El tiempo vuela y ya no sé en qué situación lo podría encontrar ahora.
― Ya,… ¿Es una persona muy querida por usted, un familiar?
― No, no guardábamos ninguna razón de parentesco. Apareció en mi vida por casualidad.
― Perdone que sea indiscreto, ¿una relación sentimental?
― No, no, fue una persona que me enseño cómo vivir mi propia vida…
(fragmento)
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