miércoles, 28 de septiembre de 2011

ANTONIO LÓPEZ EN EL THYSSEN

Visita relámpago: paseo por la Gran Vía en busca de Quique González y Thyssen. No dio para más y fue casi, casi visto y no visto (que me perdonen los queridos amigos de Madrid)

Sólo un catálogo que repaso en el AVE de vuelta casa, a Barcelona.

Eso sí, la exposición bien valía ese desplazamiento, aunque haya sido también en la recta final, tiempo de descuento de la exhibición.
Que voy a decir del pintor de la realidad intima de la ciudad, de las estructuras incorregibles que quedaran inalteradas en una eternidad de asfalto, edificios y masas.
De una realidad interior captada por el artista, de un trabajo exquisito y cuidado, del estudio de la luz, del emplazamiento (nos enseña Madrid desde una perspectiva de igual a igual con la urbe), de la meticulosidad de su realización y de su detallismo rozando el más duro extremo obsesivo, de la plasmación fotográfica en la utilización del lápiz que nos lleva a estudiar cada una de las tramas, de las sombras, de las increíbles vicisitudes de la técnica.
Una retrospectiva de uno de los mejores pintores y escultores vivos que a sus setenta y cinco años se sigue ilusionando, emocionando en un curso de escultura y buscando nuevas miradas que aplicar a su manera de hacer.
El mimo con el que nos muestra su obra, nos da a conocer su arte, que viste los ojos de quien lo observa y desnuda sensaciones.

Propera estació: Barcelona-Sants final de trajecte.




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