En el País del No-Amor nos cobijamos aquellos que lo echamos todo de menos. Los que nunca nos hemos dado la oportunidad de asaltar ese muro invisible, invencible ahora y cortejar a la pasión.
Pasados de moda a los treinta.
Los que disfrutamos viviéndonos en las experiencias de los otros, somos egoístas fracasados acumulando fragmentos de enloquecidas sesiones a media luz.
Somos, en definitiva, insubordinados a conciencia de la sociedad.
Nacimos con defecto de fabricación.
En el País del No-Amor, no existen sensaciones, ni golpes ni mentiras a medias, ni sábanas incendiarias, ni incestos, ni adulterios, ni suicidios, ni flores, ni decepciones, ni enfados coronados con reconciliación. Nunca se rompen las reglas.
No existen palabras para crecer a dúo, esas palabras salvajes e irreflexivas para expresar todo lo provocas, amor.
En el País del No-Amor no hay sitios para recordar, ni paseos, ni desayunos, ni probadores ,ni viajes, ni bancos, ni zonas de descanso en mitad de la autopista.
Nuestras carreteras están sembradas de stops. Vivimos una vida de alquiler que nos ha sido concedida en la tómbola de los desamparados.
En el marcador: algunos besos robados, algunas caricias pactadas y algún orgasmo no saciado.
Cuerpos abandonados.
Las causas perdidas renuevan cada año nuestro fondo de armario.
La autosuficiencia llega con el tiempo, cuando uno se da cuenta que el tren no para en tu estación y que te toca jugar la partida a solas.
Con el tiempo, vas pasando desapercibido, te conviertes en un elemento estático, empotrado de la ciudad, etiquetado para reciclar.
Cuando por más que intentes, arrancarle un sí al destino, sólo te responde con tiempos muertos.
El corazón ya no se plantea nada, sediento de amor, deja de emocionarse en los bares y es substituido por un mecanismo marcapasos de latidos desacompasados que acompaña el ritmo amaestrado del cerebro.
Con el tiempo, vas dejando pasar lo mejor de tu vida en literatura barata, en cuentos para no dormir, en sesiones de payasos sin sonrisa.
Nos alimentamos siempre de lo que no pudo ser. Y los cines nos venden realidad edulcorada para apagar el dolor.
En este mundo perfecto, las noches son más largas. Esas noches que todavía no has estrenado en compañía. Que no detienen sus pasos y siguen con su tictac incesante hacía nuevos días.
Y llegan esos nuevos días y te preguntas: ¿qué has hecho mal?. ¿Por qué estás fuera del mercado?
Bonita fábula sobre un país que no existe. Muchos nos hemos paseado por mercados y territorios anexionados que nos hicieron creer su existencia...
ResponderEliminar"It's your world, so live in it!!"