Es fácil contemplar el paisaje desde el acomodado camino. Escuchar
las campanas de la catedral. Ver desaparecer las nubes en los escaparates del
barrio Viejo. Observar la vida de las ventanas. Escuchar el ruido de las
calles, el bullicio de fondo. Sucumbir a un café con leche en la calle
Llibreteria y perderse un rato entre los turistas para contemplar y percibir
que la vida continua, que nada se para, que todo transcurre en una secuencia de
movimientos ajenos a las secciones individuales y personales, a lo que nos pasa
por dentro, lo que atraviesa nuestras
existencias y nos grita irremediablemente que no dejemos de movernos, de
cambiar, de perseguir todo aquello que encienda
nuestras neuronas atrofiadas, que nos devuelva un papel protagonista en
una película que no tendrá un final esperado.
Recordar que todo lo que sucede, sólo pasa una vez y que el
misterio de captarlo o de dejarlo pasar a nuestro lado puede marcar el destino
de nuestras pequeñas vidas.
Las cartas que descubrí cuando desmontaba el piso de mi
abuelo me llevaron a Francia.
.........
Aquí comienza mi "Memoria Aliena", de nuevo escribiendo
Aquí comienza mi "Memoria Aliena", de nuevo escribiendo
Bien.
ResponderEliminarNo pares, no dejes de escribir, no.
ResponderEliminarDon't stop beleiving!
ResponderEliminar